martes, 3 de diciembre de 2013

La sede de la US, antigua Fábrica de Tabacos

La sede de las oficinas centrales de la Universidad de Sevilla, no ha sido siempre un edificio dedicado a la educación ni ha funcionado como tal desde que se edificó. Lo que se conoce hoy como el edificio principal de la Universidad hispalense, fue en su origen un centro tabacalero llamado la Real Fábrica de Tabacos.

La Real Fábrica de Tabacos se erigió como consecuencia del descubrimiento de la planta del tabaco que fue encontrada por los españoles a su llegada a América, en 1492. La ciudad de Sevilla en esa época era la cuna del comercio con el Nuevo Mundo y en el siglo XVI las primeras industrias tabacaleras de toda Europa se construyeron en Sevilla.  La primera Fábrica de Tabacos de Sevilla se edificó en 1620 en un recinto situado entre la Iglesia de San Pedro y  la Iglesia del Buen Suceso, en lo que actualmente es la Plaza de San Pedro. Gracias a esta primera fábrica, Jorge Prósperode Verbom, Teniente e Ingeniero General de España, le encomienda al ingeniero Ignacio Sala el proyecto de edificación de nuevas fábricas en 1725.

La Nueva Fábrica se ubicó extramuros, junto a la Puerta de Jerez, en los terrenos conocidos como “las calaveras” por haber sido un antiguo cementerio romano. Se comenzó a construir el 28 de Septiembre de 1728 con la excavación del terreno hasta 1731, cuando Ignacio Sala fue destituido para llevar a cabo el proyecto.  El marqués de Verbom lo sustituyó por el ingeniero Diego Bordick, que no logró terminar la fábrica, diseñando únicamente parte del foso y de los cimientos. Las obras recibieron el impulso final en 1750 bajo la dirección de Van der Borcht, el cual estuvo al frente de la construcción durante dieciséis años seguidos.

Fachada de la Real Fábrica de Tabacos 


Van der Borcht ideó el edificio industrial de mayores dimensiones y máxima categoría arquitectónica de su género en España, con  un enorme rectángulo de 185 x 147 metros, solamente superado por El Escorial. Diseñó la portada principal con la ayuda del escultor Cayetano Da Costa, que creó la estatua de la Fama que se encuentra en la portada y los jarros de azucenas que la acompañan. Destacaba su esquema general de referencias renacentistas, y su enorme fachada de marcado estilo barroco.  Se construyeron veinticuatro patios, veintiuna fuentes, diez pozos y ochenta y siete cuadras, y se incorporó la más novedosa técnica arquitectónica.

El edificio albergaba a casi un millón y medio de operarios, doscientos caballos y ciento setenta molinos. Las azoteas de la fábrica de tabacos  eran usadas como secaderos del tabaco que provenía, una parte de Virginia y la otra de las colonias españolas. La gran mayoría de los trabajadores eran mujeres, conocidas por el nombre de cigarreras, y había aproximadamente seis mil trescientas, las cuales se repartían por las diferentes galerías de la fábrica, llamadas “cuadras”.


Operarios en la puerta de la fábrica 

Al cabo del tiempo, a principios del siglo XX, las cigarreras sevillanas comenzaron a tener más derechos y mejor calidad laboral, y su sueldo era la cantidad, para entonces considerable, de dos pesetas diarias, a cambio de liar los cigarrillos de tabaco ya preparado. Tenían subsidio de maternidad, asistencia médica, farmacéutica e incluso guardería, aunque las registraban a la salida de cada jornada laboral. Estaban casi uniformadas con un vestido rematado con dos o tres volantes, un delantal y mantones de lana o seda.


Cigarreras trabajando en la fábrica
Cigarreras sevillanas en la Real Fábrica de Tabacos

Las cigarreras, además de ser una realidad laboral e industrial, fueron casi un mito y han servido como fuente de inspiración a artistas en óperas, libros y películas. Un ejemplo de ello, es la ópera francesa Carmen, ambientada en Sevilla alrededor de 1820. Dicha obra representa una historia de amor entre una cigarrera gitana y sevillana de fiero carácter y un soldado inexperto. Esta ópera reflejó la verdadera visión de las cigarreras en aquella época, su coraje, personalidad e independencia.

El 1950 se decidió trasladar la labor de la fabricación del tabaco a una nueva fábrica construida en el barrio de los Remedios y se propuso la utilización del edificio como sede de la Universidad de Sevilla. Así, la Universidad de la ciudad utilizó la Fábrica de Tabacos como sede central, Biblioteca, y rectorado, y se integraron diferentes facultades que se hallaban hasta entonces en edificio de los jesuitas.

Entre 1954 y 1957, se hicieron varias  reformas con la intención de adaptar la Real Fábrica de Tabacos a la nueva función que se le otorgaría al edificio. El proyecto tuvo lugar bajo el mandato de los rectores D. Carlos García Oviedo y D. Juan Manzano, los cuales eligieron a los arquitectos A. Delgado Roig y Alberto Balbontín de Orta y Alfonso Toro Buiza para que realizaran las modificaciones oportunas. Éstos abrieron tres portadas más y destruyeron gran parte de los patios interiores (aunque aún quedan los centrales), la capilla, y la antigua prisión. En el eje este-oeste (Derecho-Letras) surgieron dos patios, que reproducen el modelo del Archivo de Indias y en la Facultad de Ciencias se abrieron otros para iluminar aulas y despachos. 

Actualmente el edificio, además de ser sede del rectorado de la Universidad de Sevilla, alberga las facultades de Derecho, Ciencias y de Filosofía y Letras. El edificio fue en su día adaptado para el ámbito académico y no se ha reformado el interior desde entonces. Cuenta con numerosas aulas, despachos, bibliotecas para cada facultad... y acoge cada día a numerosos estudiantes y profesores. 


Actual sede del rectorado de la Universidad de Sevilla







Fuentes:

- Grosso, Manuel:  Sevilla, ciudad de leyenda ; Ed. Jirones de Azul; Sevilla 2009

-Rodriguez Gordillo, José Manuel: Historia de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla ; Ed. Fundación Focus-Abengoa; Sevilla 2005


Fotografías





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